“Leer como quien construye refugios.”



Este blog no tiene prisa.
Acá no se lee para entender, se lee para habitar.
Se escribe sin metas, sin notas al pie, sin rubor ni apuro.

“Taller lector” es un refugio para quienes encuentran en las palabras una forma de estar.
Y para quienes, aunque no siempre lo digan, tienen algo que contar.

No importa si leés todo o solo un párrafo al mes.
No importa si escribís con puntos y comas o con tachones y dudas.
Este espacio es tuyo.

Es taller porque hay trabajo, pero también juego.
Es lector porque amamos escuchar lo que un texto dice, y también lo que calla.
Y porque sabemos que todo gran lector guarda una voz que, tarde o temprano, querrá escribirse.

Leemos con los ojos abiertos y el juicio suspendido.
Escribimos como quien enciende una linterna en la niebla.
Aquí no hay expertos ni consignas cerradas.
Solo ganas de leer juntos.
Y descubrir, quizás, que también sabemos narrarnos.

Bienvenido.
Dejá tus miedos afuera.
Traé tu lectura adentro.



No hace falta maestría: alcanza con el deseo de perderse (y encontrarse).


Leer como quien se instala
La lectura no siempre ilumina. A veces apenas tiembla.
Y eso basta.

Acá no buscamos interpretar.
Leemos para estar.
Para entrar en una voz ajena y, con suerte, escuchar la propia.

Un texto puede ser casa, espejo, grieta, o linterna.
Y en este taller, lo leemos todo: lo dicho y lo insinuado.
Porque a veces una pausa dice más que una tesis.



Escribir sin escafandra

Escribir no es una obligación.
Es una posibilidad.

Podés hacerlo con miedo.
Podés hacerlo con faltas.
Podés hacerlo sin saber qué estás haciendo.

Lo importante no es “tener algo para decir”, sino atreverse a buscar cómo.

No corregimos la voz: la cuidamos.
No enseñamos a escribir: nos enseñamos a dejarnos escribir.

En este taller se permite el titubeo.
Y se celebra el hallazgo.




Taller como juego, no como examen
Lo urgente grita, pero lo importante susurra.
Y este espacio escucha.

Hay talleres que suenan a sala de cirugía.
Este no.
Este suena a patio, a biblioteca escondida, a cuaderno reciclado.

Jugamos con las palabras como quien juega con barro:
a veces sale una forma, a veces solo manos sucias.
Pero siempre algo se aprende.

Aquí no hay diplomas, hay hallazgos.
No hay notas, hay lecturas compartidas.
Y no hay correcciones: hay sugerencias con voz de amiga.



  P.D. extendida (para quien se anime a quedarse)  


Si seguís acá, tal vez le temés menos al error que al silencio.
Y eso ya es empezar a escribir.

Nos gusta imaginar que este taller funciona como una ventana abierta:
podés entrar con tu historia a cuestas,
asomarte a la de otros,
y si te animás, dejar una línea en la mesa antes de irte.

Acá no celebramos “la escritura perfecta”.
Celebramos la escritura viva.
Esa que todavía respira cuando el texto se apaga.

Así que si estás leyendo esto, bienvenido al refugio.
Hay luz, hay letras, y hay lugar para vos.



Próxima parada:


Un refugio para la imaginación infantil.
Pero cuidado: la ternura es contagiosa.





Texto generado por ChatGPT en respuesta a interacciones personalizadas.
Cortesía de OpenAI.
https://openai.com/chatgpt


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